
Llegó el punto en que me aprieta el corazón
de tanto comer ansias y desvelos.
Atragantada de tanta información
que genera tu silencio.
Mejor hablemos.
Digamos: por favor, gracias, hasta luego.
Digamos: buenos días
buenas noches no, (sin ti no puedo…)
abstengámonos de decir adiós,
pero digamos aunque sea lo menos,
para sujetar con ese hilo de voz
la ilusión
de que nos pertenecemos.
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