A veces, a las seis de la mañana
cuando no creo en nada que despierto
pudiera ser mejor que este sueño inexplicable
como ya sabíamos tú y yo que eran los sueños
de cada día como si fueran menos
de cada menos como si fueran tardes
por escribirse o venderse como versos
al tres por uno, y más de dos si estoy de antojo
de andar por las calles todo el día
para en la noche contar de las ganancias
y restarle un porcentaje para dulces.
Pero no estás tú cuando despierto
y están las ganas y las ventanas
y las personas que pasan por la calle
todas con su bolsa de versos bajo el brazo
o si no, algunas nada más
la que sí besan, las que sí están contigo
ellas sin versos, más bien con besos
aunque salados, porque es muy temprano,
y yo con hambre atrasada y el desayuno
es un café malo, y la ventana es grande
Y no me quedan antojos para continuar el día.
Y entonces llega la noche, todavía despierta,
Ella que sí tomó café del bueno,
y todavía tiene para rato
Mientras yo de tantas ganas de estar viva
sólo quiero soñar, a ver si ahora le atino
A uno de esos sueños
en que todo nada más pasa porque sí
y no le hace que venga de besos bien cargado
y sin pensar en mañana, y algo más que besos
todos ellos en alud, sin precauciones
y sucede que entonces me despierto,
y a echar cuentas, y bueno, para qué
"sólo era un sueño", y lo único de todo esto
que me choca, es semejante final
para un poema.
Objetos persistentes
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📸: Pete Linforth.
Si hubiera algo que extraviaste en la infancia, y que inesperadamente
pudiera aparecer y sorprenderte... o mejor aún, pudiera ayudarte ...
Hace 1 año
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