
Pongo las palomas que tú quieras
en el regazo de tu océano,
con las corrientes tintas de tus ganas.
Las palomas:
las hermanas multiplicadas
que sienten como yo de cantos,
de nidos, de campanarios.
En tu océano,
mi totalidad infantil que no te alcanza,
con las millas de llegar y nunca llego.
Pero aquí estoy,
capturando mis deseos con mi entrega
de palomas como las mañanas,
blancas unas,
grises y azuladas las más:
ojos de mar que aletean hacia mí,
que me responden sin números
y sin cálculos,
en donde deposito
lo que tú y yo coincidimos.
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