martes, 3 de febrero de 2009

Súper héroe en crisis

Desperté contenta. Con mi pantalón de pijama rosada intenso con florecitas, mi blusa que no le corresponde (amarillo con azul, tipo deportivo) y mi franela de vaquitas como chal o capa de súper héroe desmañado. Mi casa era un tiradero, pero cada detalle de éste me hacía sonreír, como el brasier amarillo tirado en el piso de la cocina. Mi día también ha sido un desastre. Todavía tengo sueño, he tenido sueño todo el día, no pude adelantar gran cosa de mis tareas y la voluntad no me alcanzó para resolver los pendientes más apremiantes. Pero eso sí, mis recuerdos de hoy están llenos de momentos hermosos, como lo encantador que es mi sobrino José Alejandro, tan parecido a mi hermana Gabriela que me hace llorar de ternura desde que nació. Y la llamada a Rosa, mi entrañable amiga, con las carcajadas y los planes, y lo refrescante que es ser transparente hasta en aquello que más pena da. Y por supuesto, la sonrisota de mi amigo Héctor, desde ese allá que cada día me parece más cercano.

Paciencia conmigo misma es una cosa, pero asociarme con la depresión otra. No puedo consecuentarla más, necesito combatirla con todas las estrategias que ya conozco. Esta es una de ellas.

No hay comentarios: