viernes, 8 de mayo de 2009

Inventario de lunas


Las últimas veces que he salido a caminar me ha dado por hacer inventario de las sensaciones que voy capturando: vista, olfato, tacto…hoy, la luna tuvo que ver en muchas de ellas:

· lo primero en lo que enfoco mi atención es un par de perritos blancos asomándose de una reja azul. Lamento no llevar la cámara para tomarles una foto.

· Luego miro el cielo lleno de nubes azul-moradas del atardecer. Una de ellas tiene un copetito naranja. ¡combino con el cielo! ¡Y yo que pensaba que mi pantalón deportivo lila y mi playera naranja no tenía perdón estético posible!

· A punto de llegar al parque me sorprende la luna llena: enorme, amarilla, colocándose en lo más bajo de un cielo azul intenso.

· Me encanta el parque de la Inalámbrica. Por un lado, hay unas chicas que practican basket. Sonrío con el aire dándome en la cara y me acuerdo de mi hermana Cecilia, me pregunto si extrañará el deporte ahora que es madre de tiempo completo.

· Escucho música clásica y veo que viene de la pista de patinaje sobre ruedas, donde unas chicas muy jóvenes ensayan girando y girando.

· Hay una niña patinando frente a mí. Ya empezó a oscurecer y sus patines rosa brillantes con luces destelleantes destacan en lo semioscurecido del parque.

· Las lámparas encendidas me hacen imaginar que el parque es un enorme sembradío de paletas tupsi amarillas.

· Hay un grupo como de treinta personas tomando una clase de “ritmos caribeños” qué alegres, al ritmo de una canción que dice, muy a propósito: “Cuando la luna se asoma la cumbia empieza a sonar” no puedo evitar dar saltitos de alegría cuando paso junto a ellos.

· A la salida del parque un señor canta: “Luna que se quiebra sobre las tinieblas de mi soledad…” en eso un niño patea un balón que logro cachar. ¿Una luna? Se lo devuelvo con una sonrisa que le parecerá extraña.

· Camino hacia la casa, todavía a un costado del parque. Un padre y sus tres niñas corredoras se cruzan conmigo. Pienso en mi padre y sus tres hijas. El señor y yo nos sonreímos.

· Paso a un lado del campo de tiro. Los redondos blancos me parecen lunas en reserva, esperando encenderse los próximos meses.

· En la esquina de la casa hay una fiesta infantil. Globos de colores. Saco la llave, entro a la casa sola. Y pienso que la luna llena, vacía de palabras, llena de imágenes, no pierde con el uso su eficacia inspiradora.

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